El restaurante se encuentra en la rotonda exterior del este de la Ópera Garnier.
Uno de los retos del proyecto no era alterar el monumento patrimonial edificado. Además, ningún elemento del proyecto toca las paredes existentes. Un entresuelo flota en el espacio y navega entre los pilares de la cúpula. El restaurante está cerrado en la calle por una fachada de vidrio en toda la altura.